Kenta (a quien conocimos en Ese robot soy yo) descubre un cuaderno lleno de dibujos y apuntes de su abuelo sobre «el otro mundo»,o sea, sus planes para después de morir. En él incluye un plan de viaje, el equipo imprescindible para disfrutar del paraíso, las cosas en las que le gustaría reencarnarse, cómo imagina a los dioses y diosas, e incluso sus modelos preferidos de tumbas.
Un libro sin tabúes, respetuoso con todas las ideas, sorprendente y, sin duda, muy divertido, sobre la muerte, o sobre lo que viene después, ya sea el otro mundo, la otra vida, o el más allá, el paraíso o el otro barrio, cada uno puede llamarlo o concebirlo libremente y con alegría: «Me pongo a pensar en todo lo que haría después de morir, y me viene a la cabeza todo lo que quiero hacer ahora que estoy vivo».